Siguiendo la tendencia de que todo sube, la carne no es la excepción a esta difícil relación entre la inflación y los argentinos.

Durante el año 2022 los precios de la carne vacuna solo aumentaron un 42%, frente a una inflación que llegó al 94,8% y al precio de sustitutos como el cerdo que aumentó un 61% el año pasado, o el pollo que lo hizo un 98%.

Los aumentos han sido abruptos y radicales en los últimos 15 días. Exceptuando los supermercados que traen la carne envasada al vacío desde La Pampa y Buenos Aires.

Para ir a ejemplos, el kilo de media res cotizaba $940 y ahora se paga $1.080. A ello hay que sumar otro 15% que ya les fue anunciado para la semana que viene, cuando pasarán pagar $1.240.

Con ese marco, el asado que hasta hace 15 días se vendía al público a $1.850 el kilo, hoy cuesta $2.550. El incremento es del 35%. Otro de los cortes populares como la nalga para milanesas, pasó de $1.650 a $2.050 por kilo, un incremento del 24%. Para la pulpa picada, el precio subió de $1.290 a $1.600. 

Se esperan que los precios sigan en alza hasta ajustarlos más a la realidad que requieren los productores, lo cuál golpea a los consumidores. Un circulo imposible de sostener.